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Mi hijo me falta al respeto. ¿Qué hago?
Educación
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Mi hijo me falta al respeto. ¿Qué hago?
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Lejos ha quedado aquella época en la que el padre daba una orden y los hijos obedecían sin rechistar, así como aquellas palabras que eran sinónimo de respeto y educación, como “por favor” y “gracias”.

Y es que hoy en día, cada vez es más difícil que los padres consigan el tan ansiado respeto que quieren de sus hijos, sin embargo, no se dan cuenta de que no es algo que venga programado de nacimiento, sino que se lo han de enseñar a los niños desde edades tempranas, siendo conscientes de que nunca es demasiado pronto para hacerlo.

Es posible que el pequeño se muestre más irrespetuoso de lo normal debido a que comienza su andadura por la adolescencia, o porque no se le haya prestado la atención que necesita, y sólo intenta reclamarla. Sea cual sea la razón, nunca es tarde para corregirlo.

• Qué hacer cuando tu hijo te falta al respeto

Lo primero que se ha de tener claro, es que eres su padre o madre, no su amigo, lo que significa que deberás marcarle unas pautas y unos límites, aunque no le gusten. Es importante que con las primeras faltas de respeto se actúe, ya que de lo contrario, si se deja pasar, según vaya creciendo será imposible controlarlo.

En este sentido será necesario que tanto la madre, como el padre, se pongan de acuerdo, especialmente cuando éstos viven separados.

Esta falta de respeto hacia los padres, suele darse en la adolescencia, cuando los hijos luchan constantemente por su libertad, haciendo lo creen correcto, mientras los padres los mantienen bajo control en todo momento. Para terminar con las faltas de respeto y las malas contestaciones, habrá que seguir unas pautas, comenzando lo antes posible y manteniéndose constante en todo momento.

Por un lado, no debes tomártelo como algo personal, ya que puede volverse un problema, lo adecuado, es comportarse como querrías que tu hijo se portara. No le grites ni discutas con él, ya que con ello conseguirás que se vuelva más irrespetuoso hacia ti.

Intenta hablar con él de su comportamiento y de los motivos que lo han llevado a hacerlo, pero siempre de forma serena. De igual modo, cuida tus gestos, el tono de voz y lo que dices, ya que tu hijo no vería nada de malo en hacerlo él.

Por otro lado, no tengas reparo en ponerle límites, no hay nada de malo en ello, sino todo lo contrario. Significa que te preocupas por él y que te interesa lo que le pasa, intentando atender a sus necesidades y deseos de la mejor forma posible, estando a su lado para guiarle en su camino, diciéndole cuando está equivocado y felicitándole cuando triunfa.

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