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¿Qué hacer si mi hijo/a frecuenta malas compañías?
Educación
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¿Qué hacer si mi hijo/a frecuenta malas compañías?
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A pesar del esfuerzo y de la dedicación que hemos puesto en criar a nuestros hijos en ciertos valores e influencias positivas, éstos, en algún momento de la adolescencia, tendrán  algunas compañías que seguramente no nos gusten, por un motivo u otro. La forma en que afrontamos este problema es crucial para prevenir que estas compañías inaceptables ejerzan una influencia demasiado fuerte sobre nuestros hijos. 

Mantengámonos calmados y hablemos con franqueza sobre el tema para que nuestros hijos sean capaces de entender nuestra postura. Tenemos que demostrarles que, como padres, nuestra misión y mayor preocupación es protegerlos, por mucho que ellos piensen a veces que lo que buscamos es fastidiarles.

A continuación, os ofrecemos algunos consejos para lidiar con este problema:

  1. Evitemos el “no me gusta”. En lugar de eso, hablémosles a nuestros hijos del comportamiento que nos preocupa. A los adolescentes les preocupa enormemente la imagen que proyectan en los demás, así que podemos hacerles ver también que la mala reputación de ese amigo o amiga en concreto al final será también la suya.
  2. No critiquemos al amigo/a o grupo en casa. Eso sólo acrecentará el sentimiento de lealtad de nuestros hijos y se pondrán en nuestra contra por defender a sus compañías. Algunas madres dan el siguiente consejo: hacer sentir a nuestros hijos que estamos de su parte, por ejemplo “Sé que X se mete en muchos problemas y estoy seguro/a de que tú no quieres acabar mal por su culpa, así que si en algún momento te ves en una mala situación no dudes en ponerme de excusa para salir de ahí”.
  3. Establecer límites: no podemos escoger a sus amigos, pero sí podemos hacerles responsables de ellos. El truco es hacerles darse cuenta de que, si sus amigos se meten en líos, él sufrirá las consecuencias también. Dejar que invite a sus amigos a casa es una buena forma de establecer límites, ya que aunque no sean de nuestro agrado, están bajo nuestro techo, es decir, les tenemos controlados. Conviértete en un modelo a seguir para ellos y no muestres jamás que te disgustan (a menos no sin un motivo aparente).
  4. Confianza. Cuando los adolescentes sienten que confiamos en ellos tratan de hacernos ver que se les puede tratar como a adultos y no como a niños. Si les decimos sin tapujos que no confiamos en ciertos amigos suyos y que por eso nuestra confianza en ellos puede menguar, quizá surta efecto. Pero recordemos que decir categóricamente que no nos gustan sus compañías y que les prohibimos ir con ellos sólo provocará una guerra en casa.
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