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Y... ¿por qué? La etapa de las preguntas sin fin
Familia
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Y... ¿por qué? La etapa de las preguntas sin fin
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Ya hemos hablado sobre los porqués infantiles, las preguntas sin fin que hacen los niños, hoy aportamos alguna pincelada más sobre cómo mantener con humor el "tercer grado" al que a veces nos someten nuestros hijos.

Ante la batería de preguntas que plantean los niños, especialmente los de entre 3 y 6 años, podemos perder la paciencia, ponernos de mal humor y perder las ganas de seguir conversando con nuestro hijo o hija. Recordemos que no solo lo hacen por curiosidad infantil, sino para entablar conversación con los adultos y medir hasta dónde llega la atención que le dedican sus padres. Esto es muy importante, más que esperar respuestas perfectas, quieren saber cómo reaccionamos antes las cuestiones que nos plantean. De ello aprenderán su propia conducta.

Responder siempre las preguntas de los niños

Nuestras respuestas dependerán de las preguntas que nos hagan. Tendremos que hacer un auténtico ejercicio de adaptación a su lenguaje y a su mentalidad, pero debemos tener claro que no debemos decir nada que contradiga la verdad, ni dar respuestas absurdas a su legítima curiosidad, ya que es la mejor forma de que pierdan la confianza. Si no encontremos la respuesta, debemos decirle que lo vamos a pensar y que luego se lo diremos. No dejemos que el niño encuentre respuestas que nos puedan parecer inadecuadas en las personas menos indicadas.

Conversación en dos direcciones

Recordemos que las preguntas que nos hacen los niños es una forma que utilizan para entrar en conversación con nosotros. Podemos aprovechar esta situación para fomentar la capacidad lógica y la expresión verbal de nuestros hijos. Iniciemos nosotros también nuestro turno. Podemos preguntarle: "¿Y por qué piensas tú que esto es así?, "¿Qué te parece a ti?", "¿Qué harías tú?".

Así le haremos pensar y conoceremos más sobre su forma de razonar y qué conocimiento tiene de las cosas que plantean. Otro recurso es enseñarles a buscar las respuestas, mostrándoles las fuentes donde pueden encontrarlas: un libro, un diccionario, en Internet... También podemos plantear pequeños trabalenguas y acertijos para niños cuando las preguntas parecen interminables, como el típico "Oro parece, plata no es... ¿qué es"? y pequeños juegos de palabras que seguramente recordamos.

Por último, no debemos usar un tono y una forma de expresión "estilo bebé", los niños buscan seguridades y certezas para ordenar su mundo, démosles esa seguridad hablando como ellos esperan que lo hagamos, como adultos.

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