Con la llegada de la adolescencia, los hijos comienzan a demandar mayor libertad en algunos aspectos, como por ejemplo, la hora de llegada a casa. En este caso, algunos padres suelen ser demasiado permisivos, mientras que otros son demasiado estrictos. Lo aconsejable es intentar buscar un equilibrio entre ambos, para lo cual, habrá que tener en cuenta una serie de pautas:
• Su madurez
Es importante que a tu hijo le quede claro que la hora de llegada, no depende de la edad, sino de la madurez y la responsabilidad que éste tenga. Por ello, es importante hacerse preguntas del tipo: ¿Mi hijo es responsable?, ¿es consecuente con sus actos?, ¿es lo suficiente maduro como para respetar los horarios establecidos?, etc...
Dependiendo de la respuesta a estas preguntas, podremos darle más margen o no, independientemente de lo que nos replique respecto a sus amigos.
• Sus amigos y el entorno
El nivel de madurez a veces no es suficiente, por lo que es importante conocer bien a sus amigos y en el entorno en el que se mueven, valorando el grado de confianza que éstos nos aportan. Además, se deberán tener en cuenta las características del barrio y el lugar por donde van a salir.
• Pacta la hora de llegada
Una vez hayas sopesado los pormenores anteriores, es hora de hablar con tu hijo sobre su hora de llegada. Es importante que escojas un momento en el que ambos estéis de buen humor, y le expliques tus motivos por los cuales le estableces dicha hora, pero sin ser muy estricto ni autoritario, escuchando aquello que quiera decirnos y diciéndole que lo tendremos en cuenta pero que de momento no es posible.
En fechas especiales, como por ejemplo un cumpleaños, se puede ampliar un poco más el horario, pero dejándole muy claro que sólo ocurrirá en determinadas ocasiones, ya que no podemos darle pie a que se invente una fiesta cada fin de semana.
• Responsabilízale de sus actos
Es muy importante que seamos lo más estrictos posible a la hora de cumplir el horario establecido, ya que de lo contrario, si no le responsabilizamos de ello, seguirá llegando tarde. En este caso, si por ejemplo, llega 20 minutos más tarde de su hora de llegada, deberemos hacerle ver que no puede irse de rositas y que tendrá que ser consecuente con ello, diciéndole que el próximo día tendrá que venir 20 minutos antes. Si aun así sigue llegando tarde, deberemos castigarle sin salir el próximo día, hasta que comience a ser consecuente con sus actos.
En el caso de que sea un adolescente que sale por la noche, si vuelve más tarde de la hora establecida, despiértale a la hora habitual, ya que es su problema si sólo ha podido dormir un par de horas, de esta manera, será más responsable para la próxima vez.