Si alguno de los padres que leen esta web usan gafas, ya saben que sus hijos tal vez las vayan a necesitar también. Para quienes no sepan qué es ser miope o tener alguna otra dificultad en la vista, será útil saber que a partir de los tres años es aconsejable una revisión de las vista de los niños, con el fin de prevenir algún problema o detectarlo y ponerle remedio.
Una revisión de la vista anual en la etapa infantil será lo más recomendable para la detección de éstos u otros problemas. Según los especialistas entre los 7 y los 8 años de edad se da la maduración del desarrollo del ojo, y la visión completa se alcanza ya con los 5 años de edad. Esos primeros años son muy importantes para la detección de cualquier problema visual.
Detectar síntomas en casa y en clase
Un niño o una niña que empiece a tener problemas de visión se acercará a la televisión más de lo normal, al igual que a un libro, a la pizarra, a la libreta de deberes o al ordenador. Si es miope guiñará los ojos para ver de lejos; por otra parte, podrá presentar alguna torpeza en sus movimientos; podrá parecer más despistado que otros niños; tal vez presente algún lagrimeo o escozor, o sus ojos no estarán alineados en la misma orientación. También podremos detectar algún problema si notamos que el niño o la niña tiene dificultades para leer.
Deberemos estar ojo avizor si los padres tienen algún problema de visión, ya que existen muchas posibilidades de que sus hijos también lo tengan. A veces será tan sencillo como que nuestro hijo diga: "no veo bien!" Es momento de acudir al oculista sin dejar pasar el tiempo, ya que las dificultades de visión plantearán problemas en el estudio y en las actividades cotidianas, pudiendo originar dolores de cabeza, mareos, falta de concentración o bajo rendimiento escolar.
Problemas de visión en los niños
Los más frecuentes son la miopía, el astigmatismo y la hipermetropía. La miopía impide ver bien de lejos, el astigmatismo deforma la figura de las cosas de lejos y de cerca. La hipermetropía ven borrosos los objetos cercanos. Con una prevalencia menor nos encontramos con el llamado ojo vago, o ambliopía, y que conlleva la pérdida de la visión y agudeza visual de uno o los dos ojos: el ojo deja de percibir estímulos y deja por tanto de "trabajar".
Si se detecta antes de los 7 años puede ser tratado y corregido en gran parte. El estrabismo es otro de los problemas de la visión por la que los ojos pierden su paralelismo o la posición de los ojos no es la correcta. Hasta un 20% de los niños tienen algún tipo de estos problemas, que puede ser subsanados o tratados adecuadamente tras una visita al óptico o al oftalmólogo, quienes determinarán si es necesario el uso de gafas u otros tratamientos.
Gafas infantiles
Afortunadamente ha pasado ya el tiempo en que los niños tenían que llevar determinadas gafas porque no había más modelos, hoy en día hay un sinfín de modelos de gafas infantiles pensados exclusivamente para ellos, que minimizan el impacto emocional que a veces conlleva para los niños el hecho de empezar a llevar gafas: desde que se sientan raros con el "aparato" en la cara, hasta que no se sienten seguros haciendo deporte con ellas, o sencillamente, ninguno de sus amigos las llevan, o por simple coquetería en niños más mayores.
Pero no hay más remedio y en general harán uso de ellas porque se encuentran más cómodos para hacer sus tareas. Los padres deberán echar mano de la paciencia e insistir con cariño. Si les dejamos escoger el modelo de gafas que a ellos les gustan será un punto a favor. Cuando sean mayores de 11 años será el momento de empezar a pensar en llevar lentillas, pero no es recomendable antes de esa edad.
