La varicela es una enfermedad de origen vírico que se caracteriza por ser muy contagiosa y tener unos síntomas fácilmente reconocibles a simple vista, pero que no resulta grave para el niño si no sufre trastornos inmunitarios. Además, es una de las enfermedades más comunes infantiles.
• Síntomas de la varicela
Por norma general, no se muestran síntomas evidentes de que se vaya a padecer esta enfermedad hasta que hace su aparición, pero una vez ya está presente, sus síntomas son altamente reconocibles:
- Erupciones de color rojo sobre la piel, las cuales, comienzan siendo planas y se van abultando poco a poco hasta convertirse en ampollas o granitos, y posteriormente se cubren de costra y desaparecen. Éstas suelen iniciarse en la cabeza y en la espalda, y se van propagando, llegando a cubrir la mayor parte del cuerpo del niño.
- Picor intenso. A este respecto, se ha de evitar que el niño se rasque, ya que podría infectar las ampollas y en consecuencia de ello, mostrar cicatrices para siempre.
Además de estos síntomas característicos, la varicela puede cursar con la aparición de otros, como son:
- Fiebre.
- Dolor de cabeza.
- Cansancio.
- Pérdida de apetito.
• Tratamiento de la varicela
La varicela requiere de un tratamiento antiviral y sintomático, el cual, se llevará a cabo a través de analgésicos, antihistamínicos y cremas que calmen el picor, y ha de ser el médico quien prescriba dicho tratamiento.
Además de los medicamentos, se pueden llevar a cabo una serie de consejos para que el niño se sienta menos incómodo mientras dure la enfermedad. Algunos de ellos, son:
- Bañar al niño con agua tibia, empleando un jabón que presente un pH neutro y que sea de avena.
- Vestir al niño con ropa holgada y ligera, preferiblemente de algodón para que transpire mejor y se evite el sudor que pudiera provocar más picor.
- Procurar que el niño se lave las manos a menudo y mantener sus uñas cortas y limpias para evitar heridas e infecciones si se llegara a rascar.
- En caso de fiebre, se podrá administrar paracetamol, evitando la aspira, ya que ésta podría afectar al hígado y al cerebro del niño, provocando el llamado Síndrome de Reye.
Para terminar, decir que esta enfermedad presenta una variante en los adultos, el denominado herpes zoster, el cual, es el resultado de la reactivación de este virus.