Cuando vuestro hijo alcance el año de edad, comenzará una nueva etapa en su vida, ya que será el momento en que comience a caminar, buscando no sólo satisfacer su necesidad de explorar el mundo que le rodea, sino también, desarrollar su propia autonomía como persona.
Es por esta razón, que a continuación os mostraremos una serie de consejos que os serán de gran utilidad para acompañar a vuestro pequeño en sus primeros pasos, a la vez que mejoraréis su seguridad.
Primeros intentos
Alrededor de los 8-10 meses, comienzan los ensayos generales, es decir, vuestro hijo se pondrá de pie con la ayuda de todo lo que vaya encontrando en su camino: sofá, mesas, cama, etc…
Una vez mantenga la posición erguida, comenzará a desplazarse de forma lateral, apoyándose siempre en algún sitio, adquiriendo a medida que pasa el tiempo, un mayor grado de coordinación y equilibrio, por lo tanto, es el momento de que le dejéis experimentar, animándole y mostrándole vuestro apoyo por todos sus progresos.
Miedo a sentarse
Cuando vuestro pequeño se ponga de pie solo, es posible que en ocasiones no sea capaz de volver a sentarse, permaneciendo inmóvil y gritando para reclamar vuestra atención y le auxiliéis.
En este caso, deberéis intentar que el niño consiga un mayor grado de autonomía, enseñándole a actuar solo, como por ejemplo, poniéndoos frente a él, mientras flexionáis las rodillas, de tal modo que le haréis entender que así, no se hará daño.
Eliminar los obstáculos
Cuando veáis que vuestro hijo es capaz de moverse con mayor libertad, será necesario que eliminéis todos aquellos peligros u obstáculos que puedan estar a su alcance. Así pues, deberéis crear un ambiente que estimule sus deseos de explorar, pero observando la casa como lo haría vuestro pequeño, es decir, empatizando con su realidad.
Aunque crearle un espacio seguro para facilitar sus primeras exploraciones resulta fundamental en su aprendizaje, no lo es menos que el pequeño aprenda a superar dificultades, elogiándole cuando consiga superarlas, o consolándolo sin dramatizar cuando pierda el equilibrio.
De este modo, podemos afirmar que aprender a caminar no sólo se trata de un acto motor, sino que también, representa una etapa fundamental de maduración psicológica que servirá para que vuestro hijo desarrolle su autonomía y crezca su autoestima.