Es el inicio de la alimentación complementaria a los 6 meses con alimentos enteros, en lugar de triturados, con el tamaño y forma adecuados para que el bebé los coja con las manos y se los lleve a la boca a placer. Debemos tener en cuanta que, a esta edad, los niños aún no tienen pleno control sobre el agarre de la mano y suelen utilizar la palma entera, así que la forma de los alimentos debe ajustarse al gesto.
Entre los 6 y los 8 meses, esta alimentación complementaría debería de ocupar sólo 1/5 de su aporte energético total, mientras que el resto lo obtendrá de la leche. Más tarde, entre los 9 y los 11 meses, la mitad se du alimentación serán alimentos complementarios y, la otra mitad, leche.
A partir de los 6 meses, la leche ya no aporta todos los nutrientes necesarios para el desarrollo. Así que a partir de esta edad cualquier niño, lactante o no, debería estar preparado para esta nueva alimentación.
No obstante, hay algunos puntos necesarios a tener en cuenta:
- Que el bebé sea capaz de sostenerse en la trona.
- Que haya desaparecido el acto reflejo que les hace sacar la lengua cada vez que se meten algo sólido en la boca.
- Que pueda mover las manos de forma autónoma. La coordinación es importante.
Beneficios del BLW:
- Sus hábitos alimenticios serán más saludables. No se fuerza al niño a comer, sino que nos guiamos por sus necesidades. Las múltiples texturas y sabores entretienen a los niños y la hora de la comida es como un juego para ellos. Se relajan más y comen mejor. Es el bebé el que regula su propio apetito.
- Estimula la psicomotricidad del niño.
- Mejora la asimilación de alimentos sólidos.
Peligros del BLW:
- Pueden darse casos de desequilibrios nutricionales.
- Los bebés corren riesgo de atragantarse. Por esto, hay que mantener vigilados a los niños cuando se lleven alimentos sólidos a la boca y, a ser posible, aprender primeros auxilios por si acaso.
Estos son los alimentos que debemos evitar:
- Verduras crudas.
- Manzanas.
- Patatas de bolsa, galletas de arroz o de maíz.
- Frutos secos o frutos desecados.
- Frutas pequeñas con hueso, como las uvas o las cerezas.
- Cualquier alimento pequeño que sea demasiado duro como para poder aplastarlo con el paladar, como por ejemplo los caramelos.