A la pregunta de “¿Debería hacer dieta durante mi embarazo?” la respuesta tajante es NO. No si con dieta nos referimos a controlar las calorías para no aumentar o aumentar muy poco de peso. En el embarazo engordamos, eso es inevitable.
Durante el primer trimestre apenas se notará el aumento de peso; casi todo el cambio se dará a cabo durante el segundo y tercer trimestre, en el que ganaremos casi medio kilo a la semana.
Lo ideal sería aumentar en total entre 11 y 16 kg si hemos empezado la gestación en un buen peso, entre 13 y 18 kg si estábamos en un peso menor de lo recomendado y entre 7 y 11 kg si el peso era mayor.
Las dietas de adelgazamiento pueden afectar al desarrollo del bebé de manera muy negativa. Durante el embarazo necesitamos mayores cantidades de ácido fólico, hierro y otras vitaminas que, con estas dietas, disminuirían. Ganar peso es una señal de embarazo saludable.
Obsesionarse por el peso en esta etapa puede desembocar, finalmente, en una depresión post parto grave al rechazar el cuerpo durante los cambios a los que nos enfrentamos durante la gestación.
La clave es la buena alimentación y hacer un poco de deporte recomendado. Hay embarazos en los que nos pasamos el día con náuseas y nos cuesta llevarnos algo a la boca, y otros, por el contrario, en los que tenemos hambre constantemente.
No hay que comer ni más ni menos, pero sí de forma equilibrada. Podemos guiarnos por las clásicas pirámides de alimentos, que son una guía de la alimentación correcta. Si queréis saber si hay algunos alimentos de riesgo, los siguientes están en la cumbre del TOP10:
- Alimentos crudos o mal cocinados.
- Verduras y frutas mal lavadas.
- Pescados que contengan mercurio, como el atún.
- Alcohol y cafeína: el alcohol puede causar graves daños en el feto, especialmente cerebrales. La cafeína aumenta el riesgo de abortos, y no sólo se encuentra en el café, sino también en el té, refrescos y chocolate.