Según se ha ido demostrando con los diversos estudios, el primer año de vida del bebé influye considerablemente en lo que será el resto de su vida, ya que la mente y el cuerpo del pequeño tienen “memoria”, por lo que los diferentes gustos y hábitos que presente el niño pueden verse afectados por lo que éste haya vivido en su primer año de vida.

Este es el caso de los hábitos alimenticios, donde se ha observado que bebés que tenían una dieta baja en frutas y en verduras, mantenían estas preferencias a los 6 años. Es por ello, que es imprescindible incluir en la dieta del bebé alimentos que le aseguren unos hábitos alimenticios correctos para el futuro.

En algunas ocasiones esto suele tomarse a la ligera, ya sea por la impaciencia de los padres a la hora de ofrecer al bebé nuevos alimentos o por los gustos que éstos presenten. En el primero de los casos, cuando se comienza con la alimentación complementaria, es del todo normal que los niños rechacen algunos alimentos, ya que es algo que no han comido nunca y les sabe raro, sin embargo, no se debe desistir, hay que ser pacientes e intentar que el niño coma todo tipo de alimentos, pero sin que resulte traumatizante para el pequeño.

En el segundo caso, es el más común y erróneo, ya que cuando se suele hacer la comida para el bebé se prepara para toda la familia, y se tiende a eliminar aquellos alimentos que no suele comer la familia. Este hecho, provoca de alguna manera el rechazo del bebé a esos alimentos que no llega a probar, ocasionando trastornos en los hábitos alimenticios cuando éste sea mayor.

Este rechazo que se le provoca al bebé, puede acabar en neofobia o miedo a probar nuevos alimentos, la cual, también puede ser causada por una dieta poco variada tanto en texturas como en sabores.

Por todo ello, es muy importante que los bebés experimenten y prueben los nuevos alimentos adecuados a su edad, ya que aunque a los padres no les gusten, lo más probable es que el bebé si los acepte. Sin embargo, no se debe olvidar que en este proceso la paciencia y el cariño de los padres es lo más importante, ya que con él, enseñarán a su pequeño lo que necesita para que el día de mañana pueda alimentarse de una manera saludable.