Cuando llega la temporada de frío los niños suelen ponerse enfermos por innumerables virus que provocan enfermedades de todo tipo, pero sobre todo respiratorias o gastrointestionales. El enterovirus pertenece a una familia de microorganismos comunes en la que también se encuentran los virus de la polio (poliovirus) y en otro centenar de serotipos que circulan especialmente en época de frío y suelen provocar infecciones respiratorias o gastrointestinales de carácter leve.
El enterovirus puede afectar a niños y adultos aunque los niños tienen más probabilidad de contagio por las vías de transmisión de este virus.
Síntomas del enterovirus
Lo más normal es que provoque cuadros respiratorios y gastrointestinales leves, con síntomas similares a los de una gripe. Pero también puede dar lugar a los siguientes síntomas:
1. Fiebre.
2. Conjuntivitis.
3. Vómitos o diarrea.
El enterovirus se transmite por vía oral-fecal o a través de secreciones respiratorias como tos, mocos y estornudos. Para prevenirlo podemos tomar las siguientes medidas cuando sabemos que hay un afectado en la familia o en el colegio:
1. Lavarse las manos a menudo con agua y jabón durante 20 segundos, especialmente después de cambiar pañales.
2. Acostumbrar a nuestros hijos a utilizar un pañuelo para taparse al toser en vez de la mano. Evitar tocarse ojos, nariz y boca con las manos sin lavar.
3. No dar besos, abrazos ni compartir vasos o utensilios con personas que están enfermas.
4. Desinfectar superficies que se tocan con frecuencia, tales como juguetes y pomos de las puertas, especialmente si alguien está enfermo.
Los pediatras señalan que la detección del virus puede ser compleja, de ahí que ante un brote tienen que elaborar un protocolo especial para que los facultativos extremen el diagnóstico.
Tratamiento del enterovirus
No hay vacunas ni tratamientos efectivos más que para paliar la sintomatología que presenten los pacientes. Normalmente el virus provoca una reacción inmunológica en el paciente, así que los médicos administran anticuerpos para cortar esa respuesta inmunológica. Con todo, a falta de fármacos para combatir el virus, los expertos recomiendan extremar las medidas preventivas como la higiene de manos con agua y jabón para evitar la transmisión.
En la fase catarral, se deberán dar antitérmicos para bajar la fiebre, mantener al niño bien hidratado para favorecer la expectoración de las secreciones respiratorias y utilizar lavados con suero fisiológico para eliminar la mucosidad de las vías respiratorias.
Los pacientes que tengan antecedentes de asma deberán continuar con su tratamiento de mantenimiento habitual. Si notan dificultad respiratoria o aparición de pitos o sibilancias en pecho deberán administrar su medicación broncodilatadora.
Aunque en general provocan síntomas leves, hay dos serotipos que pueden llegar a ser peligrosos por su sintomatología o efectos como son el A71 y el D68. En algunas personas estos subtipos alguna vez ocasionan problemas graves. El D68, que normalmente causa cuadros de gripe, también puede provocar cuadros tipo polio, que también es un enterovirus y era el más peligroso de todos, pero que ya está controlado. Por su parte, el A71 suele dar infecciones banales de cara a primavera o verano, pero que en algunas personas puede causar rombencefalitis.
No existe un tratamiento específico para estos enterovirus, con excepción de los tres tipos que causan poliomielitis, para los que existe vacuna y gracias a un plan global de erradicación puesto en marcha en 1988, se está a punto de dar por acabada la enfermedad. Ante cualquier duda consulta con el pediatra por si el niño pudiera tener la enfermedad.