Las grasas "trans" y saturadas son perjudiciales a cualquier edad, pero aún más en menores, pues actúan por acumulación y a la larga les acarreará problemas de salud.
Es cierto que es muy cómodo meter un bollo en la mochila de nuestros hijos para la media mañana: son baratos, es rápido, vienen en packs para una semana o dos y a ellos les encantan. No somos realmente conscientes de lo perjudicial que es este tipo de alimentos.
Se ha hablado de prohibir a los menores la bollería industrial y otros productos con un alto porcentaje de estas grasas y aceites. ¿Por qué pensar en algo tan radical? Ahí van algunos motivos:
- Las grasas "trans" son una de las principales causas de "colesterol malo" y otras enfermedades cardiovasculares. Una alimentación rica en este tipo de grasas a edades tempranas podría provocar el endurecimiento de los vasos sanguíneos.
- En la bollería industrial se suele emplear el aceite de palma, el cual es muy perjudicial para la salud. Es barato y prolonga la fecha de caducidad de los alimentos.
- Causa de sobrepeso y diabetes. Los azúcares están desproporcionados y causa dificultades en el trabajo del hígado.
- Los elementos químicos, como aditivos y saborizantes, son muy alergénicos y su consumo prolongado puede derivar en problemas respiratorios.
Debemos dejar claro que estos riesgos aparecen con el ABUSO de estos productos y no con su consumo moderado. No es malo que quizá una vez por semana le demos a nuestro hijo alguno de estos alimentos siempre y cuando no sea diabético, alérgico a alguno de sus componentes o padezca sobrepeso.
Además, un buen plan para los fines de semana podría ser cocinar en familia nuestra propia bollería. Al utilizar ingredientes naturales disminuiremos enormemente los efectos negativos que podrían tener los aperitivos y dulces industriales. Como siempre, la clave está en la moderación.