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¿Qué hacer si se pelea con un compañero de clase?
Educación
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¿Qué hacer si se pelea con un compañero de clase?
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Un día cualquiera en un parque cualquiera podemos ver la siguiente escena: un niño juega con su triciclo y se acerca otro e intenta quitárselo. El primero se resiste, el segundo insiste y forcejean. La reacción primaria de los padres es separarlos. El papá o la mamá del segundo, intentará que su niño en abandone su intención de quitarle el triciclo al primero, y el papá o la mamá del primero posiblemente le dirá a su hijo o hija que comparta un rato el triciclo con el otro niño.

Ambos intentarán educar en ese momento en dos facetas: respeto a los demás y a sus cosas y a compartir juguetes y no ser egoísta. Pero, ¿cuál es la opción más adecuada?

Intervenir o no intervenir

No siempre intervenir es lo más recomendable. Por varias razones: debemos saber que los niños empiezan a pelearse por los juguetes ya con un año y medio. Es una edad en la que no saben pedir, ni intercambiar, ni negociar. Y enseguida se dan un empujón o se tiran del pelo, y uno de ellos empieza a llorar desconsoladamente. Sin embargo con tan solo esa corta edad los niños empiezan a relacionarse con otras personas, en este caso, niños, y a conocer lo que puede ser un "conflicto infantil", aunque desconocen lo que pueden ser los deseos de los demás y por supuesto, cómo controlar sus emociones infantiles o llegar a acuerdos.

En este tipo de casos podemos esperar a ver cómo resuelven ellos mismos la situación, lo que por otra parte, nos dará muchas pistas sobre cómo es nuestro hijo. En caso de que el asunto se torne más intenso o conflictivo, será momento de intervenir, y sin alarmismos, separarlos, consolar a cada uno y distraerles.

Hay quien considera que si un niño no quiere compartir un juguete, no debemos, en principio, impedírselo, es una forma de reafirmación, ya que los juguetes son suyos. Pero si lo hace habitualmente habrá que preguntarse por qué. Si no quiere estar con otros niños tendremos que explicarle que es bueno jugar con los demás y que compartir nuestros juguetes hace que otros también compartan los suyos y así podremos jugar mucho más. Deberemos esforzarnos en ir por delante con el ejemplo día a día.

En el caso de que se "adueñe" de cosas de la casa, de uso común, de otras niños, habrá que decirle que eso no es suyo y es necesario compartir para que todos disfruten.

Si es nuestro hijo el que quiere habitualmente los juguetes de los demás, habrá que preguntarse también por qué. Sería bueno enseñarle que las cosas que tenemos en casa son también muy buenas y que no es necesario quitarle las cosas a los demás.

En la guardería y en el cole

Es también normal que un día nuestro hijo nos cuente que fulanito le ha pegado. Entonces le preguntaremos qué ha pasado, si él también le pegó y cómo se resolvió el asunto.

Por lo general los niños se pelearán porque las cosas no han salido como querían, por pequeñas envidias, porque quieren ganar en el juego, para llamar la atención, para conseguir algo... En ese momento pueden no controlar sus emociones infantiles, pero sí hay que educarles poco a poco en el control emocional.

Si observamos que es un hecho frecuente y que incluso "deja marca", física o emocional, y que a nuestro hijo le cuesta ir al cole, deberemos darle más importancia, hablar con el profe o la seño, para saber si conoce el asunto, si alguna actitud le ha llamado la atención y qué medidas ha puesto en marcha para que no vaya más allá de los normales conflictos infantiles.

También deberemos hablar con él y conocer si la cuesta enfrentarse a situaciones un poco más difíciles y darle las pautas adecuadas para reforzarle, como por ejemplo aconsejarle que le diga claramente y sin miedo al otro niño "no me pegues" o "no me grites".

Si es nuestro hijo o hija quien de forma reiterada pega, deberemos preguntarnos por qué desarrolla esa forma más agresiva de relacionarse, deberemos intervenir. Podemos hablar con el profe o la seño y acordar pautas de corrección de ese comportamiento para ponerlas en práctica en clase y en casa. También deberemos reflexionar sobre si esa forma de relacionarse no será reflejo de alguna conducta paterna que observa en casa, y poner remedio a algún mal ejemplo que le estemos dando... Los padres pueden enseñar a los niños a resolver los problemas de manera cordial, pero no sin antes hacer lo mismo.

En caso de que no seamos capaces de ir modulando esa forma de relación, deberemos acudir con confianza a un profesional para que nos ayude a definir el problema y poner remedio, sabiendo que hay actitudes que podremos ir modulando con mano izquierda y paciencia. Y sabiendo que los niños necesitan conocer bien los límites, las reglas del juego, que los padres deberán explicar con claridad y consistencia.

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