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Cuando papá y mamá discuten mucho
Familia
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Cuando papá y mamá discuten mucho
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La percepción que tienen los niños de las discusiones de sus padres puede ser muy diferente a como las viven los mayores. Los niños no tienen la información ni los recursos para entender por qué sus padres discuten o se enfadan. Hay discusiones que son normales en la vida cotidiana de una familia, en otras serán indicativas de problemas en la pareja.

En cualquier caso debemos pensar que los niños son testigos de situaciones cuyas causas desconocen y no son capaces de comprender y asimilar. Pueden generar en ellos tensión, estrés y temor.

Cosas importantes

Para los niños sus padres son el primer referente de lo que su vida es. Significan y personalizan el territorio conocido y seguro, donde nada malo les puede pasar y donde encontrarán solución a sus problemas y necesidades. Ver discutir a sus padres y enfadarse puede generar en ellos la idea de que ese mundo seguro corre peligro y que ellos mismos están en una situación complicada.

Además, los padres deben tener en cuenta que los niños no tienen los mismos filtros que los mayores y que establecerán un juicio rápido y simple de lo que ven y de las actitudes de sus padres. También pueden sacar conclusiones precipitadas. Una de las precauciones básicas que deben poner en práctica los padres es no discutir delante de sus hijos, especialmente si creen que la discusión puede ser larga y complicada. El autocontrol es muy necesario para estas situaciones. Es mejor dejar la discusión para el momento en que los niños estén acostados, o cuando estén en el colegio o fuera de la casa.

Después de una discusión

Si no hemos sido capaces de evitar una discusión en presencia de nuestros hijos, debemos hacer el esfuerzo de mostrarles también la reconciliación, no hay nada que dé más tranquilidad a los hijos que ese momento en que sus padres vuelven a sonreírse y a hablarse con normalidad.

En muchas ocasiones, si las discusiones se repiten, los niños pueden preguntar al padre o a la madre por qué han discutido. En ese momento hay que quitar hierro al asunto, y tranquilizar a los niños. También es momento de preguntar cómo se sienten y de pedir disculpas.

Para los hijos, es muy importante conocer que los momentos de enfado pueden superarse y que si ha habido errores y palabras fuertes, es necesario pedir perdón.

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