En este artículo queremos desmentir el mito de que los niños que practican artes marciales son más violentos. De hecho, las artes marciales tienen poderosos beneficios para nuestros hijos. Este tipo de deporte de basa en desarrollar y fortalecer la mente, el cuerpo y el espíritu para que trabajen como uno solo, es decir, se busca la armonía.
Para ello se necesita autocontrol, disciplina y perseverancia. No se enseña a atacar, sino a defenderse: utilizar estas técnicas para crear conflicto va contra los principios de las artes marciales. El respeto por el adversario es un pilar importante. Podemos llegar a la conclusión que las artes marciales no son sólo una actividad extraescolar más.
A continuación os dejamos algunos de los beneficios que éstas pueden tener sobre nuestros hijos:
- Autocontrol: Cuando se trata de niños hiperactivos o muy impulsivos, las artes marciales les enseñan a controlar toda esa energía y focalizarla de manera constructiva, así como a meditar antes de actuar.
- Autoestima: El saber que puede defenderse si es atacado hace mucho bien a la forma en la que se ve una persona, especialmente un niño. Le aportará más confianza en sí mismo y esto se verá reflejado en sus relaciones personales e incluso en sus calificaciones. Muchas veces las malas notas se deben a una falta de motivación.
- Respeto: En las artes marciales se les hace reverencias a los maestros, es decir, se admira el conocimiento. Pero también se saluda cortésmente al contrincante. El respeto es un pilar básico de las artes marciales: nadie se pavonea de una victoria ni se humilla al derrotado.
- Salud: Son ejercicios físicos que ponen a prueba todo el cuerpo. Los campeones marciales se identifican por estar tonificados, flexibles y en forma.