Los niños pueden hacer daño físico o herir los sentimientos de otros niños con su comportamiento. Cuando aún no tienen toda la capacidad para distinguir lo que está bien de lo que está mal, pueden actuar sin pensar en las consecuencias de su actuación en el otro. Por eso los padres deben intervenir para transmitir valores como el respeto y actitudes como la de pedir perdón, que sin duda le será muy útil en su vida.
Enseñar responsabilidad
Pedir perdón presupone la sinceridad para reconocer que un comportamiento no ha sido acertado y que con él hemos molestado a otra persona. Si nuestro hijo no se ha dado cuenta de por qué el otro niño llora o está triste, deberemos explicarle que debe ser más generoso, que no debe insultar o pegar a otros niños, etc. Deberemos ser algo indulgentes, porque los niños no tienen la capacidad de autocontrol y conciencia que se supone en los adultos y puede que haya actuado por impulsividad o desconocimiento. Pero sí deberemos mostrarle los sentimientos que el otro niño tiene por su comportamiento y decirle seriamente que no lo vuelva a hacer más e invitarle a pedir perdón al otro niño o niña.
Animar a actuar
No pensemos que la frase "pídele perdón al niño" es una frase mágica y se cumple por el hecho de pronunciarla. Es normal que si nuestro hijo está enfadado o tenso, no sienta ni entienda la necesidad de pedir perdón en ese momento. Tal vez deberemos esperar a que recupere su tono normal y hablar con él calmadamente sobre lo ocurrido. Deberemos explicarle además que al otro niño le gustará mucho que le pida disculpas, hoy o mañana, y que podrán volver a ser amigos.
También debemos explicarle que a veces las personas necesitan un tiempo para volver a ser amigos como antes y en ese caso deberá esperar con paciencia.
Cuando se acerca el momento, le puede costar mucho pronunciar las palabras adecuadas. Podemos ayudarles ensayando un breve argumento que tenga relación con lo ocurrido y animándole a que supere la vergüenza que pueda sentir. Como para todo en la educación, no olvidemos que los padres somos los primeros en dar ejemplo, y que si no nos disculpamos con nuestra pareja o con los niños, de poco servirá exigirles que pidan ellos perdón.