Por Mª José Roldán Prieto
Criar a un niño con un Trastorno Negativista Desafiante (TND) es agotador para cualquier padre ya que nada tiene que ver con la crianza de niños sin este tipo de trastorno. El TND se define como un niño o adolescente que tiene constantemente ataques de ira, irritabilidad, busca la discusión, desafía y muchas veces incluso es capaz de buscar la venganza y el daño hacia los padres o hacia otras figuras de autoridad.
Los niños con TND se centran en tener el control y cuando se enfrentan a un límite o a una consecuencia, su mal comportamiento se intensifica, muchas veces con violencia verbal o física.
Establece privilegios
Centrarnos sólo en las consecuencias negativas de los comportamientos sólo hará que tu hijo con TND sienta más rabia e ira en su interior por lo que no siempre será una buena idea. Es necesario que le permitas a tu hijo ganar privilegios siguiendo unas expectativas concretas. Esto es mucho más efectivo que castigar a tu hijo o quitarle privilegios cuando hacen algo que consideras que está mal.
Permite que te dé su opinión
A veces, cuando un niño está diagnosticado con TND los padres no saben si es correcto escuchar su opinión por si lo que buscan es la manipulación. Pero esto no tiene que ser así si tu hijo nota sinceridad y confianza en él y no miedo e inseguridad. Permite a tu hijo que te diga lo que piensa y ayúdale a poner palabas a las emociones que siente cada día. Si su comportamiento empieza a torcerse, es necesario recordarle que él es capaz de hacer las cosas bien y que confías en su buena actitud.
Utiliza advertencias
Una idea necesaria es utilizar advertencias de transición para dejar al niño que sepa lo que va a ocurrir a continuación. Debe saber qué se espera de él y cuáles serán las consecuencias positivas y negativas en caso de hacerlo o no hacerlo (pero centrándote más en las consecuencias positivas y los privilegios). Los niños necesitan saber qué se espera de ellos en cada momento para poder realizarlo, y además deberán entender por qué. Los recordatorios y advertencias deben hacerse con tiempo, por ejemplo: “En 10 minutos apagas la videoconsola y vienes a cenar con todos”.
La empatía es tu mejor aliada
Es necesario que la empatía sea tu mejor aliada para que tu hijo se dé cuenta que estás de su parte y que quieres entender cómo se siente. Aunque esperes que siga tus reglas porque son niños, ellos también tienen sentimientos y necesitan saber que quieres entender cómo se siente. Por ejemplo, para utilizar la empatía en una orden se puede hacer de este modo: “Sé lo que te gusta jugar a los videojuegos pero es necesario que lo apagues porque tenemos que cenar juntos y dormir temprano para madrugar. Podrás tener otro rato de videojuegos mañana después de hacer los deberes de la escuela”.
Órdenes claras y con elogios si lo realiza bien
Aunque es necesario que le dejes tomar sus propias decisiones de vez en cuando y que escoja entre varias opciones, hay veces que las órdenes deben ser claras. Para que sepa qué es lo que esperas de él no le preguntes, haz la orden, por ejemplo, en lugar de decir: “¿Puedes dejar de saltar en el sofá?”, puedes decir algo como: “Siéntate, por favor”. Pero hazlo en un ambiente tranquilo y con un tono confiado y firme. Si es posible puedes proporcionar una actividad alternativa para redirigir la conducta. Los niños responden mejor cuando les dices qué hacer a cuándo les dices qué no deben hacer. Además si hace las cosas bien es necesario que le elogies por ello con frases del tipo: “Has recogido muy bien tus juguetes, estoy muy contenta de tu buen trabajo”.