Por Mª José Roldán
Cada vez que un niño es atacado por sus padres cuando hace algo mal en lugar de que se le enseñe a cómo hacerlo bien, un trozo de su autoestima queda dañado. El niño si ve que sus padres no confían en él para conseguir las cosas, no será capaz de confiar en sí mismo, por lo que perderá motivación y seguramente para evitar el fracaso, prefiera retirarse. Los niños que no confían en sí mismo ni tampoco en los adultos, serán más propensos a mentir y a ocultar… sólo por no pasar por la reprimenda.
Entonces, ¿es bueno o no lo es regañar? No está bien que los niños tengan mala conducta, y se le puede regañar siempre y cuando sea desde el respeto y guiándole hacia el comportamiento adecuado. Los niños pueden cometer errores y eso no les convierte en niños malos… sólo son pequeños seres humanos que están aprendiendo sobre la vida y sobre sí mismos, dependiendo de lo que oyen, ven y viven.
Examina por qué quieres reñirle
En la educación de los niños hay que saber escoger bien las batallas porque a veces no es necesario entrar en ninguna lucha de poder. Hay veces que los padres riñen a los niños porque algo no les parece bien pero no piensan en las razones de su hijo.
Escucha a tu hijo
En ocasiones, sólo hay que escuchar a los hijos para saber qué es lo más importante para ellos o para comprender por qué se han comportado de una forma u otra. Escuchando a los pequeños y teniendo una actitud abierta y una mente flexible, se puede aprender mucho y además, comprender los comportamientos.
Firmeza y autoridad
Pero a veces, los pequeños pueden tener su propia lógica y ésta no tiene que ser la correcta y en este sentido es necesario que los padres les hablen con firmeza y autoridad, para que los niños sepan que no han hecho bien. Pero tener firmeza y autoridad, no significa en ningún momento que se deba hablar a los niños para que sientan miedo, ¡no deben sentir miedo para modificar su conducta!
No le obligues a nada
Para que los niños modifiquen su conducta y lo hagan de tal forma que dure siempre, tendrá que escoger por él mismo hacerlo. Si obligas a un niño a reconducir su conducta mientras le estás riñendo, sólo conseguirás despertar en su interior sentimientos negativos e incluso de hostilidad. Para que esto no ocurra, sólo deberás explicarle qué es lo que no está bien y qué esperas de él.
Sé su guía desde el cariño
Pero para que tu pequeño pueda entender qué está ocurriendo, será necesario que si le riñes desde el cariño, además de decirle que no está bien y qué esperas de él… deberás guiarle para que aprenda qué es lo que debe modificar y sobre todo, cómo debe modificarlo. Serás su guía y su mejor ejemplo.
Los niños necesitan que les riñan de vez en cuando, pero sin castigos (pero sí consecuencias pactadas), sin gritos (pero sí con firmeza), pero siempre con cariño y respeto.