Es evidente, que hoy en día, la manera de educar está cambiando, dejando atrás la conocida como Escuela Tradicional, para dar paso a la Nueva Escuela, una escuela más creativa, dinámica y viva. Con la transición de una escuela a otra, se pasa de valorar “lo que se sabes” a tomar como lo más importante “lo que se puede hacer con lo que uno sabe”.
Veamos a continuación las múltiples diferencias existentes entre ambas escuelas:
• Escuela Tradicional
- Dispone de un currículo rígido.
- El aprendizaje es pasivo y descontextualizado.
- Las aulas son empleadas para escuchar y hacer actividades.
- El maestro es el protagonista.
- Lo más importante es “el qué”.
- Se mantiene en su zona de confort.
- Un error es considerado como un fracaso.
- La innovación está basada en recursos y experiencias aisladas.
- Se le da poca importancia a las emociones de los alumnos.
- La evaluación es empleada para calificar.
• Nueva Escuela
- Dispone de un currículo flexible, creativo e innovador.
- El aprendizaje es activo y significativo.
- Las aulas son empleadas para aprender, actuar e investigar.
- El alumno es el protagonista.
- Lo más importante es “el cómo” y “el para qué”.
- Sale de su zona de confort.
- Un error es considerado como una oportunidad de auto-enseñanza.
- La innovación está basada en la diversidad y en el aprendizaje colectivo.
- Se escucha y empatiza con los alumnos.
- La evaluación es empleada para retroalimentar.
Así pues y con el fin de fomentar un aprendizaje mejor interiorizado, lo más adecuado es que el objetivo principal de cada escuela no sea la de que el alumno adquiera un determinado número de conocimientos, sino más concretamente, una serie de herramientas o habilidades que le ayuden a trasformar dichos conocimientos.
En caso contrario, si los alumnos se limitan a memorizar los contenidos para luego “vomitarlos” en los exámenes, una vez que los hayan pasado, no recordarán nada de lo aprendido, hecho que provocará que dichos alumnos no estén preparados para la siguiente etapa educativa.
