Un niño perfeccionista es un niño que sufre, porque siente ansiedad y frustración constantemente. Un niño perfeccionista es posible que se haya convertido así después de tener que aguantar exigencias estresantes por parte de su entorno, aunque la genética también puede tener un papel muy importante. Pero no importa el causante, lo que importa es que no sólo se debe convivir con ellos, sino que además necesitan que se les enseñe que la vida puede ser mucho más fácil. El perfeccionismo no existe y es lo que los padres deben transmitir a los hijos desde el momento en que nacen.
1. ¿Qué es el perfeccionismo?
El perfeccionismo es un intento de control, de controlar las circunstancias que los niños sienten como incómodas. Para un niño o persona perfeccionista, este perfeccionismo exagerado le da sensación de control en su vida, algo que le otorga alivio a su ansiedad a corto plazo.
2. El perfeccionismo no es motivación
La motivación es necesaria para hacer las cosas bien y tener una buena actitud ante las cosas. Pero no importa si algo sale mal porque con motivación se aprende de los errores y se vuelve a intentar. En cambio, cuando existe el perfeccionismo en un niño y algo sale mal, es posible que las rabietas, la frustración y la ansiedad hagan su aparición con mucha fuerza. Tienen miedo al fracaso y sólo desean la aceptación de los demás… porque piensan que no son lo suficientemente buenos y quieren ser perfectos ante los padres y la sociedad. Esto suele ser a causa de una gran inseguridad interior.
3. La autocrítica puede ser destructiva
La autocrítica en los niños perfeccionistas puede conducir a una baja autoestima, algo que se manifestará en frustraciones frecuentes, luchar de poder, rabietas, niños estresados, irritantes e incluso con un comportamiento exasperante con las personas de su alrededor.
4. Aprender de los errores
Es muy importante que enseñes a tu hijo que los errores son algo positivo para él, para su autoestima y para su aprendizaje. Un error no es algo que se deba castiga, es una oportunidad para hacer las cosas mejor, para crecer como personas y para tener claro que todo se puede ver desde diferentes perspectivas.
5. No tiene que demostrar nada a nadie
Es necesario que tu hijo se dé cuenta que no tiene que mostrar nada a nadie, salvo a sí mismo. No tiene que ser aceptado por nadie que no sea su persona. Demuestra a tu hijo todo lo que hace bien y elógiale por ello. Si hace algo mal y se frustra por ello, es necesario que busques la parte bueno de eso y se lo muestres. Le servirá para controlar su ansiedad ante el fracaso y se dará cuenta que el fracaso puede ser positivo.
6. Situaciones desafiantes
Afortunadamente en nuestro mundo no existe la perfección y eso nos ayuda a aprender y a mejorar tanto interna como externamente. Los niños deben darse cuenta que la perfección no es algo que se deba realizar. Puedes fomentar que tu hijo asuma situaciones desafiantes como practicar un deporte en el que no sobresalga sólo por el gusto de hacerlo. Es necesario que los niños sientan el fracaso para poder manejarlo y aprender que es posible ser imperfecto y ser felices.
7. Sé su ejemplo
Los niños aprenden de lo que ven por lo que es necesario que seas un buen modelo a seguir. Sal de tu zona de confort, comete errores, acéptalos y enseña a tus hijos que no pasa absolutamente nada. Debemos ser capaces de reírnos de nuestras propias imperfecciones y demostrar que estamos bien con nosotros mismos. Los niños se darán cuenta de esto y lo integrarán.