La timidez infantil puede ser una emoción normal ante nuevas situaciones, o puede representar un problema tanto para el aprendizaje como para el desarrollo personal de los niños. Como siempre, los padres hemos de abrir los ojos y observar sus reacciones en distintos ambientes.
Manifestaciones de timidez infantil
La timidez tiene unas expresiones no verbales que fácilmente podemos identificar: mirada baja, tono de habla bajo, poca sociabilidad, prevención ante nuevas situaciones, parece que nuestro hijo se "esconde". Estas reacciones se dan frecuentemente en el niño o la niña tímida cuando conocen a nuevas personas, ante personas que detentan una autoridad, como los profesores, ante situaciones que no dominan o que incluyen cierta "exhibición": una competición deportiva, en un festival, cantando...
Al lado de un niño tímido solemos encontrar padres tímidos, según los expertos la herencia tiene una carga importante en la timidez infantil, pero se puede decir que la predisposición, incluso hereditaria, pueden ser modificada. Existen estudios que demuestran que los niños adoptados imitan pautas de socialización de sus padres adoptivos. Además, a medida que los niños se van encontrando con situaciones sociales nuevas van perdiendo timidez.
Buscando soluciones
Los niños a los que les cuesta realmente relacionarse y que no parecen presentar avances, carecen de habilidades sociales y necesitarán la ayuda de un pedagogo o psicólogo infantil. Les ayudará a mejorar el concepto de sí mismo y desarrollar pequeñas conductas para avanzar. Podemos pedir colaboración al profesor e iniciar el proceso juntos.
Mejor evitar...
Cuando un hijo o hija muestra su timidez tendemos a animarle a hablar, actuar, jugar... pero esto puede generar el efecto contrario. Es más eficaz dejar que poco a poco vaya integrándose en el entorno, comentando sus reacciones cuando estemos a solas. Para construir su autoestima habremos de reforzar sus pequeños avances y potenciando sus habilidades.
Hemos de transmitirle pequeñas habilidades verbales para preguntar a los demás, pedir las cosas, integrarse en un juego... y evite juzgar a su hijo como más torpe que otros niños, no siempre es negativa la timidez, les hará ir con cierto cuidado en sus relaciones sociales y no considerarse el perejil de todas las salsas.
Procuremos echar un vistazo a su entorno: puede haber algún problema familiar, un cambio de colegio... ganemos su confianza para nos cuente si le afecta sin someterle a un interrogatorio.