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Consejos para enseñar a nuestros hijos a tolerar la frustración
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La frustración es un estado transitorio. No es lo mismo enfrentarse a un deseo truncado que al fracaso. Y la forma de cómo reaccionar ante esto es cuestión de actitud, por lo que puede trabajarse y desarrollarse.
Saber manejar la frustración es saber enfrentarse a los problemas y limitaciones de la vida. Si los niños no aprenden esto desde pequeños, de adultos serán incapaces de asumir que algo no salga como habían planeado y reaccionarán de forma infantil y agresiva.
¿Cómo podemos inculcarles esto a nuestros hijos?
- Educar con el ejemplo. Los niños aprenden por imitación. Dándoles un buen modelo a seguir evitarán malos hábitos.
- Recalcar el valor del esfuerzo. Tenemos que enseñarles que con esfuerzo se consiguen las metas, que nada cae del cielo.
- Dejar que se equivoque. Si le damos todo hecho no sabrá ganarse las cosas por sí mismo. Nunca aprenderá si no comete errores.
- Si enfada con mucha agresividad, lo mejor es ignorarle. Tiene que tomar consciencia de las consecuencias de sus malas acciones. La reacción explosiva acabará por extinguirse cuando vea que no cedemos ante sus rabietas.
- Los objetivos han de ser realistas y razonables para su edad y madurez. Si les imponemos objetivos imposibles se deprimirán. Tienen que aprender tanto a perder como a ganar.
- La frustración puede convertirse en aprendizaje. El niño aprenderá de las situaciones problemáticas y retendrá esta información para no cometer varias veces el mismo error. Finalmente sabrá resolver el problema por sí mismo.
- Ser perseverante es importante. Que no abandone todo al primer fallo. Debemos enseñarles a que con dedicación los problemas se solucionan, aunque sea poco a poco.
- Debemos permitirles expresar su frustración siempre y cuando sea de manera adecuada. Inhibir sus emociones, a la larga, será peor, porque su frustración irá creciendo más y más hasta que la explosión sea ya incontenible.
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