Los berrinches como respuesta a algún tipo de frustración pueden hacer perder los nervios a muchos padres, más todavía si se producen en un lugar público, por lo tanto, deben corregirse lo antes posible para evitar que se conviertan en un arma peligrosa en manos de los niños que la emplearán para conseguir todo lo que se propongan.
Así pues, veamos algunos consejos que nos pueden ayudar a superar con éxito un berrinche o una rabieta.
• Optar por ignorarle
La ignorancia puede proporcionar buenos resultados ante una rabieta, puesto que el niño sabe que si no tiene un público que vea su berrinche, su efecto será nulo. Si el berrinche tiene lugar en el hogar, bastará con salir de la habitación donde se encuentra el niño, no sin antes advertirle de que esa actitud no se puede admitir y que volveremos cuando haya acabado.
Si se encuentra en un espacio público, se puede optar por darle la espalda al niño para que se dé cuenta de que no obtiene nada con la rabieta, o bien, moverle a otro lugar, en caso de que esté molestando de forma grave al resto de personas del lugar.
• Razonar con la palabra
Tratar de razonar con un niño en medio de una rabieta puede resultar prácticamente imposible, ya que es muy probable que no atienda a nada de lo que se le diga.
Sin embargo, una vez haya terminado el berrinche, es necesario pararse y hablar detenidamente con él, enseñándole que las cosas se pueden solucionar por otros métodos distintos a la rabieta. Si la próxima vez el niño opta por el diálogo en vez de por el berrinche, será fundamental felicitarle por ello.
• Prevenir mejor que curar
El conocimiento de las reacciones del niño puede ayudar a los padres a prevenir este tipo de situaciones. Si ya saben que ante una orden o negativa determinada, el niño responderá con un berrinche, es aconsejable anticiparse e intentar razonar con él antes de darle esa orden o negarle algo, advirtiéndole que si “monta el numerito” jamás conseguirá nada, pero que si se porta bien y obedece, sí que lo hará.