Cuando un niño se porta mal, debemos conseguir que entienda que lo que hizo estuvo mal. No siempre es fácil, en muchas ocasiones, como padres, tenéis debates morales sobre si castigarle o no, si basta con hablar o hay que aplicarle los temidos castigos. Por regla general, cuando la vía del diálogo ya se ha agotado, hay que pasar a la acción, ahora bien, castigar no significa pegar. No existe ningún manual dónde se explique cuándo castigar al niño. Depende de vuestro criterio, si se trata de una conducta repetitiva, es probable que necesite algún tipo de represalia, aunque como os hemos dicho, vosotros debéis tomar la decisión de cuando aplicarlo.
Estos son algunos factores para tener en cuenta a la hora de castigar a vuestro hijo:
• Tenéis que usar el castigo de manera racional y sistemática, así mejorareis su conducta.
• Nunca debéis dejaros llevar por vuestro estado de ánimo, por lo que haya hecho...recordar, mantener el control de la situación.
• Antes de pasar a la acción, aseguraros que habéis agotado las demás opciones.
• En el momento de castigar al niño, no gritarle en exceso, muestra una actitud vengativa por vuestra parte, y no conseguiréis vuestro objetivo, que no es otro, que hacerle entender qué y porqué lo estáis castigando.
• Es muy duro no ceder a sus chantajes, pero manteneros firmes en todo momento, ceder una vez significa debilidad, y no procesa como malo su comportamiento.
• Un castigo no debe agotar vuestras energías, nada de negociar, si invertís en el mucho esfuerzo, la próxima vez, es posible que lo paséis por alto, simplemente para no desgastaros, por ello nada de negociar, ¡los castigos se cumplen y punto!