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Discutir delante de los niños, una mala opción
Familia
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Discutir delante de los niños, una mala opción
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En la vida familiar es habitual que se produzcan discusiones entre la pareja. Desde aquellas originadas por cosas triviales hasta otras que realmente pueden perjudicar el núcleo familiar.

Discutir delante de los hijos es desaconsejado por cualquier especialista familiar. Las investigaciones han demostrado que los niños de familias con un alto nivel de conflicto marital sufren tantas consecuencias mentales, como los procedentes de una familia separada.

Los niños presentan un alto nivel de fantasías, por lo que ante las discusiones de los padres, sentirán inseguridad y angustia ante una remota posibilidad de separación. Es un miedo generado por las discusiones, las cuales, les generan una incertidumbre, un sentimiento de desamparo frente a la crisis familiar.

De este modo, los niños sometidos a familias con frecuentes discusiones pueden presentar dificultades en el proceso de adquisición de la autonomía, demostrar un alto nivel de agresividad, o bien, una dificultad para relacionarse con otros niños, motivado por un fuerte sentimiento de timidez y retraimiento.

Aparte de las consecuencias en su desarrollo, los niños elaboran estrategias para enfrentar y asumir las crisis entre sus padres, en este caso, se portan de manera inadecuada para que discutan con él y así los padres desvíen el foco de discusión. Otros exigen que no riñan, muestran indiferencia o discuten con sus hermanos.

Por estas razones, las discusiones y los conflictos de pareja deben permanecer dentro de la intimidad de la misma y nunca convertir a los hijos en testigos.

• Cómo evitar las consecuencias de las discusiones en el niño

Existen ciertas recomendaciones que los padres pueden poner en práctica para evitar que sus discusiones afecten psicológicamente a sus hijos:

- Mantener las discusiones fuera de la presencia de los niños, para así evitar todo tipo de duda y dolor. Los problemas de pareja deben ser tratados y solucionados en privado, sin que los hijos puedan escuchar las discusiones. En este caso, se recomienda esperar a que estén durmiendo o salir a otro lugar.

- No obligar a que el hijo tome partido por algunos de los dos padres, evitando convertirlos en fuente de apoyo.

- Si el niño pregunta, se le debe explicar que las discusiones son algo natural en las parejas, y que discutir no significa que ya no se quieran o que vayan a separarse.

- Tener cuidado con las actitudes, como por ejemplo, portazos, caras de enfado o malas contestaciones, ya que los pequeños son capaces de percibir estos detalles.

Así pues, cuando una relación de pareja resulta muy insatisfactoria para ambos cónyuges, es recomendable buscar la forma de resolver los problemas a tiempo, buscando incluso ayuda profesional, la cual, permita que las tensiones generadas no deriven en una ruptura definitiva.

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