Cada niño tiene habilidades que desarrollará en el tiempo, es tarea de los padres potenciarlas porque tal vez sean la base de su futuro. Lo normal es que comiencen a manifestarse mostrando interés por una actividad.
La observación y la escucha activa son clave para potenciar una actividad en la que esté interesado. Las materias del colegio que más le gusten nos pueden dar una orientación básica. Además deberemos "invertir" tiempo con ellos: jugar, dibujar, escuchar música o ver la televisión prestando atención a sus actitudes.
Para orientarse
Podremos notar que a nuestro hijo le van las letras si manifiesta interés por los cuentos, si conecta con juegos de palabras y hace sus pinitos escribiendo él mismo.
Hay otros niños a los que les gusta experimentar, preguntan cómo funcionan las cosas, los aparatos y se inventan una empresa para vender helados: su tipo de inteligencia dominante es la lógico-matemática.
El interés por dibujar, imaginar escenarios y construir nos indicará que su inteligencia es más visual-espacial; habrá otros niños que por su nivel de actividad estarán más orientados al deporte. No hay que investigar mucho para darse cuenta de que un niño o niña disfruta cantando, bailando o actuando: su punto fuerte es la inteligencia musical. Otros serán más curiosos con la Naturaleza, se sentirán atraídos por los animales y manifestarán una sensibilidad hacia el entorno.
Todas estas tendencias naturales nos indicarán cómo potenciar las aficiones de los niños, con actividades extraescolares o facilitando materiales adecuados: pinturas, cuentos, música, películas, juguetes...
Ventajas educativas
Potenciar las aficiones naturales de nuestros hijos desarrolla la autoestima infantil: son actividades que les resultan gratas y generalmente hay resultados positivos. Manifiestan sus ilusiones, sentimientos y pensamientos. Apoyemos esta faceta, animando y festejando los logros y disfrutando nosotros también pintando juntos, bailando juntos, escuchando música...
Todo ello sin perder de vista las actividades del colegio. Es una buena ocasión para desarrollar una actitud básica, el orden y la disciplina: podemos enseñarles que no siempre la obligación y la devoción coinciden y que cada cosa tiene su tiempo. Tampoco debemos olvidar que las actividades extraescolares no deben quitar tiempo al descanso ni a estar en familia.