Todos hemos pasado por la situación en la que nuestro peque, nos coge de la mano y nos lleva a jugar con él, repitiendo incansable "¡quiero jugar!". Los niños ocupan gran parte de su tiempo jugando, y es lo que deben hacer. El juego es muy importante para el desarrollo de su imaginación, su capacidad para comunicarse, su inteligencia y su capacidad para deducir e intuir. Quieren jugar con otros niños, pero es también muy importante que sus papás jueguen con ellos y sientan que reciben su atención.
Buscar el momento
No será fácil encontrar momentos para jugar relajadamente con nuestros hijos. Pero si hacemos una mínima organización diaria de tareas encontraremos el hueco para jugar aunque solo sean 15 minutos. Puede ser un rato cuando llegan del colegio o antes de cenar.
Los fines de semana, en los que hay más tiempo, parece casi obligado, tenemos menos excusas para no dedicarles nuestro tiempo y atención haciendo lo que más les gusta. No perdamos de vista además que ese rato que estamos jugando con nuestros hijos puede ser también para los padres un rato de auténtico relax, en los que poder olvidar otras ocupaciones o preocupaciones y dedicarnos sencillamente a disfrutar con ellos.
No solo para los hijos será un momento divertido, sino también para los padres. Además, se fortalece la relación entre padre e hijos y ellos entienden que los papás no solo están para dar órdenes, fijar límites o reñir cuando no se han portado bien, sino que les reconocen como cómplices en la diversión y el ocio.
Inventar y rescatar juegos
Actualmente los niños tienen una gran variedad de entretenimientos, entre ellos la televisión y las videoconsolas. Si los contenidos son positivos, educativos o adecuados a su edad, los padres pueden estar tranquilos cuando sus hijos se sientan frente a las pantallas. Puede ser un rato para compartir y pasarlo bien, ya que hay juegos que realmente son divertidos con los que poder pasar ratos en familia.
Pero no os olvidemos de otros juegos más tradicionales y sencillos, como los que formaron parte de la infancia de muchos padres. O dejemos que los peques inventen sus propios juegos, seguramente nos sorprenderán con su ingenio.