El hábitat idóneo para los hongos es húmedo y umbrío. En verano, con el aumento de las temperaturas y las aglomeraciones de gente en playas y piscinas, un mayor porcentaje de personas de las que creemos se verán contagiadas por el hongo más frecuente en España: el pie de atleta.
Tanto jóvenes como adultos son igual de vulnerables a contraer hongos, de modo que las indicaciones para prevenirlos y tratarlos son las mismas para todas las edades. Los síntomas más comunes son: picazón, ardor y descamación. El lugar más común de infección son los pies, aunque también puede darse el caso en las manos o ingles.
Los hongos son organismos vivos que pueden permanecer en estado vegetativo conviviendo con nosotros durante meses a la espera de que se den las condiciones adecuadas para desarrollarse. De modo que para evitar que se nos adhieran y pasar meses de molestias, se recomienda seguir las siguientes pautas:
1. No caminar descalzo. Usar siempre chanclas o calzado de goma. Es en el suelo donde más proliferan los hongos.
2. Ducharse antes y después de entrar en la piscina o el gimnasio para eliminar microorganismos, entre los cuales pueden hallarse hongos. Es muy importarse, además, secarse bien, especialmente en los pliegues del cuerpo ya que la humedad beneficia el desarrollo de los hongos.
3. Evitar una sudoración excesiva. Es cierto que esto es más difícil en verano, pero el exceso de sudor (hiperhidrois) puede evitarse no exponiéndonos al sol en las horas centrales del día, duchándonos varias veces al día y llevando un calzado que permita la transpiración de la piel.
4. No intercambiar ropa o calzado. (¡Nunca se sabe!)
En el caso de que, a pesar de todo, contraigamos hongos, deberemos acudir a nuestro médico de cabecera o a un dermatólogo para que nos recete los antifúngicos precisos y el tratamiento a seguir, dependiendo del grado de infección y del tipo de hongo y de piel.