La logopedia es la disciplina lingüística que se ocupa de la detección, la revisión y la reeducación de los trastornos del lenguaje oral y escrito. Por esta razón, los logopedas suelen trabajar con niños a partir de los 3 años cuando se detecta una discapacidad sensorial, motora o mental que dificulta el habla.

A veces, los adultos también acuden al logopeda, por ejemplo, tras una intervención quirúrgica, o bien, cuando ha padecido trastornos no tratados en la infancia (tartamudeo, defectos de pronunciación, etc...).

• Principales consultas al Logopeda

En la actualidad, la mayoría de los casos están relacionados con problemas de dislexia y de disortografía, es decir, con trastornos del aprendizaje de la lectura y la ortografía. Resolver esos trastornos resulta imprescindible, ya que impiden la adecuada progresión escolar del niño.

El lenguaje oral también ocupa un lugar importante, en especial, los problemas de articulación o retrasos en el lenguaje.

En este caso, cuanto más temprana es la detección y la resolución del problema, antes será posible que el niño adquiriera un nivel de lengua satisfactorio para abordar el lenguaje escrito en buenas condiciones.

• En qué consiste una consulta con el Logopeda

Si el médico lo considera necesario, solicitará una revisión logopédica que deberá realizar un logopeda.

En la primera etapa de la prueba, el logopeda se informa sobre la primera infancia del niño, sobre sus hermanos, su escolaridad y los posibles antecedentes familiares. Posteriormente, el niño realizará una serie de pruebas.

Por último, la revisión concluirá con una entrevista con los padres en la que el logopeda realizará una evaluación, explicando, en caso de que fuera necesario, la reeducación que se llevará a cabo.

Éste será el momento preciso para que los padres planteen todas las dudas y cuestiones que les preocupen.

• Cuánto dura una consulta con el Logopeda

La duración de cada sesión variará en función del trastorno que se haya detectado y que se deba reeducar.

Para la articulación se destinarán 30 minutos, sin embargo, para los trastornos del lenguaje escrito serán entre 40-45 minutos. En caso de discapacidad, como por ejemplo, la sordera, la sesión podrá prolongarse a una hora.

En definitiva, en la mayoría de los casos serán entre 10 y 50 sesiones en total, a razón de una o dos por semana. Si fuera necesaria una extensión del tratamiento, se podría solicitar una nueva revisión y otra serie de sesiones.