Cuando un niño está ingresado en un hospital toda la familia pasa un mal momento. Si la causa no es una enfermedad grave o crónica el estrés y la preocupación son menores, pero siempre es una situación fuera de lo habitual y significa un cambio en los ritmos y estados de ánimo de la familia.
Además de los códigos de buenas prácticas de los profesionales sanitarios, hay pautas que los padres deben seguir. La situación puede generar ansiedad, miedo, incertidumbre, irritabilidad, estrés y sentido de culpabilidad. Pero hay que tener presente que el más vulnerable es nuestro hijo o hija y que tiene derecho a encontrar un apoyo psicológico fuerte y sereno.
Algunas recomendaciones
La primera es mantener contacto permanente con médicos y enfermeras. Conocer la enfermedad, sus síntomas y los tratamientos es fundamental. Procuremos no hablar de los aspectos que puedan ser más negativos de la enfermedad en presencia del niño. También debemos pedir orientaciones sobre cómo fomentar en nuestro hijo el autocuidado para proporcionarle el mayor grado posible de autonomía, es decir, para qué cosas requerirá nuestra ayuda y para cuáles no.
Además los padres deben ayudar a su hijo a comprender y superar la enfermedad. Deben darle información sobre las limitaciones que puede conllevar, procurando no dramatizar y subrayando todas las cosas que sí podrá hacer, apoyando su autoestima.
Es momento de escuchar con atención las vivencias que nos cuente nuestro hijo y aprovechar nuestras charlas para aclarar ideas equivocadas sobre su enfermedad. Necesitaremos un plus de atención y cariño, porque los niños que pasan por el hospital por una enfermedad suelen tener sentimientos de ansiedad, tristeza, irritabilidad, poca autoestima, soledad o culpabilidad. Parte de la función de los padres es dar respuestas adecuadas y tranquilizarle, pero no caer en la sobreprotección.
También es necesario no mentir, adaptando las explicaciones sobre su enfermedad y los tratamientos a la capacidad del niño. Ponerse en contacto con asociaciones de padres de niños afectados es una forma de aprender buenas prácticas y experiencias.
Convivencia familiar en el hospital
Es fundamental mantener el entorno familiar y social y evitar separaciones innecesarias. Procuremos las visitas de hermanos, familia y amigos, llevándole un pequeño regalo, contando cosas divertidas o viendo juntos una película. Los padres deben dar la mayor normalidad que puedan a su hijo en esa situación, procurando llevar tranquilidad y alegría.