En el fondo de la boca y en la parte posterior de la garganta, existen una serie de estructuras de tejido linfático en forma de anillo, cuya función es defender la entrada del aparato respiratorio del niño.

Esta formación se denomina anillo linfático de Waldeyer y está constituido por las siguientes estructuras:

- En la parte posterior de la lengua, incluidas en ella, se observan unas amígdalas en forma de “v”, y por ello se denominan “v lingual”.

- A ambos lados de la garganta, se observan las amígdalas palatinas, las cuales, cuando se infectan, se dice que el niño padece anginas.

- En la parte posterior de la faringe, se encuentran las amígdalas adenoides, también denominadas vegetaciones, las cuales, no son visibles, ya que quedan ocultas por el paladar blando, y cuya inflamación se denomina adenoiditis.

Así pues, “tener vegetaciones” es lo normal, por lo que su ausencia sería lo raro. Una cosa es tener las vegetaciones infectadas, lo cual, requiere tratamiento, y otra bien distinta es tenerlas de tamaño grande. La mayoría de los niños tienen las amígdalas grandes, algo que debe considerarse fisiológicamente normal hasta los 8 años de edad, aproximadamente, y por lo tanto, no se recomienda su extirpación.

• ¿Cuándo deben eliminarse las vegetaciones?

Debido a la proximidad de las vegetaciones con las trompas de Eustaquio, se pueden producir otitis medias que se reactivan con frecuencia. Si la tendencia a padecer este tipo de infección coincide con un tamaño exagerado de las vegetaciones, su eliminación está indicada, porque éstas podrían ser la causa.

Cuando se produce una obstrucción de la respiración oral, provocada por un aumento exagerado de su tamaño, lo que en la práctica ocasionaría ronquidos durante el sueño y crisis de apnea (detención momentánea de la respiración).

• ¿Pueden reproducirse tras su extirpación? 

La eliminación total resulta casi imposible, ya que las vegetaciones se encuentran adheridas a la mucosa de la faringe, por lo que casi siempre quedan restos que pueden regenerarse con el tiempo.

No obstante, esta característica de reproducción no es un impedimento grave para su extirpación, ya que, sobre todo en los niños menores de 18 meses, va orientada a solucionar un problema temporal, el cual, no se puede solventar por otra vía.

Por último, cabe mencionar que la intervención ofrece suficientes garantías, sin embargo, ya hemos mencionado anteriormente que si no generan afecciones secundarias, no resulta necesaria una intervención.